Construyendo catedrales
Padre Hugo Tagle @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Cuenta una vieja historia de un señor que pasaba frente a una construcción. Le pregunta a uno de los obreros ¿qué haces? Estoy picando piedras, le contesta. Sigue su camino y encuentra a otro ¿Qué estás haciendo? Ganándome el pan para mi familia. Y encuentra finalmente a un tercero ¿Qué haces? Le pregunta. “Yo, yo estoy construyendo una catedral”. Todos hacían lo mismo. Seguro, ninguno de los tres vería la obra terminada. Pero el único que entendía el alcance de su trabajo fue el último.
Recuerdo este cuento a raíz del cortoplacismo en que pareciera estamos inmersos. Comprensible, dado lo extraordinario de la situación y que no hay tiempo para dilaciones. Hemos vivido con sentido de urgencia en un año agotador y estresante. Chile se ha transformado en una larga geografía de ansiedades, marcado por el people meter, las encuestas telefónicas, los votos de las próximas elecciones y la mirada diaria a los contagios de una peste que pareciera no dar tregua, a pesar de las buenas medidas aplicadas.
Pero el cortoplacismo engaña. Fácil dejarse seducir por lo efímero y pasajero. Lo de “pan para hoy y hambre para mañana” vale en todas las áreas de la vida.
Y esto no solo vale para los candidatos en las elecciones de abril, algunos ofreciendo voladeros de luces, sino para cada uno en su proyecto de vida. Se vive mejor si se pasa la posta con la sensación de la tarea cumplida; de haber aportado a hacer de mi mundo un mejor lugar para vivir. “El que planta árboles sabiendo que nunca se sentará a su sombra, ha empezado a comprender el significado de la vida” reza un viejo dicho.
Detenerse un poco y ralentizar el paso para tomar vuelo, es ganar tiempo para hacer las cosas mejor. “Vísteme despacio, que tengo prisa” le diría Napoleón a su ayudante, dándole entender que los apuros solo llevan a errores. En el plano político viene a cuento la relamida frase de Disraeli: “La diferencia entre un estadista y un político es que, mientras el primero medita sobre las futuras generaciones, al segundo solo le interesan las próximas elecciones”.
Paradojalmente la pandemia, que nos ha ensimismado en el presente, nos da lecciones para planear mejor el mañana. No solo las políticas de salud deberán pensarse para decenios, ya que viviremos calamidades parecidas, sino las que abordan el cambio climático, la crisis del agua, la pérdida de biodiversidad, la energía, la mayor integración y solidaridad humanas. Se requiere pensar en amplios horizontes, con mirada generosa, en un futuro que se anticipa en las buenas decisiones tomadas hoy.